Escrito por: Yoser González
Cada vez son más las empresas que muestran interés, se informan, se suman e implementan políticas, programas o modelos de gestión de cumplimiento enfocados en materia ambiental, o bien, buscan revisar o actualizar sus políticas existentes. Pero ¿qué debemos entender por cumplimiento ambiental?, ¿por qué es importante implementar un programa para su cumplimiento en la empresa? Y más importante aún, ¿quién o quiénes deberían implementarlo?
Empecemos por mencionar que el cumplimiento o compliance ambiental es un concepto amplio que engloba, no sólo el marco jurídico y técnico que regula la materia ambiental, sino también aquellas acciones de prevención y gestión de riesgos relacionados con las operaciones -sean comerciales o no- de una compañía y su impacto en el medio ambiente.
El derecho a un ambiente sano recientemente fue reconocido por altos organismos internacionales como un derecho humano. Cabe señalar el importante precedente que marcó la Opinión Consultiva No. 23-17 de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), la cual representa un importante avance a nivel regional en esta materia, pues previo a su emisión los derechos ambientales no eran objeto de tutela dentro de la CIDH.
Es precisamente a partir de su promulgación que dicho paradigma viene a cambiar, pues se realiza un reconocimiento expreso de la existencia del derecho a un ambiente sano como un derecho humano autónomo e individual bajo una tutela independiente como cualquier otro contemplado en los diferentes instrumentos internacionales de derechos humanos.
De ahí vemos como el tema ambiental no solo debe ser visto como un ámbito más de cumplimiento para las empresas en el desarrollo de sus operaciones, sino que, a diferencia de muchos otros, esté íntegramente relacionado con la protección, garantía y respeto a un derecho humano, que es precisamente el derecho a desarrollarnos en un ambiente sano.
Adicionalmente, el cumplimiento ambiental ha adquirido relevancia en los últimos años debido a los esfuerzos por cumplir con los objetivos de desarrollos sostenibles establecidos por la Asamblea General de las Naciones Unidas, mismos que también están marcando la ruta de objetivos de desarrollo en la región centroamericana.
Es por esto que podemos esperar que en el futuro los esfuerzos por parte de las autoridades gubernamentales de la región por cumplir los objetivos de desarrollo sostenible sean cada vez más mayores, y, por tanto, más exigentes y rigurosos. Esto ya se puede percibir en el aumento de regulaciones en materia ambiental en la región.
Sin embargo, en Centroamérica la figura del cumplimiento ambiental es relativamente nueva, por lo tanto, existe un cierto desconocimiento acerca de su conceptualización, aplicación, alcances y áreas de oportunidad. Por lo que al no tener una certeza sobre su importancia, en algunas ocasiones, las empresas no admiten su necesidad de implementarlo.
Por esto, el cumplimiento ambiental es una herramienta que permite, entre otras cosas:
- Evaluar el estado de una empresa frente a sus obligaciones legales en materia ambiental.
- Identificar y gestionar los riesgos a los que se encuentra expuesta.
- Proponer acciones de prevención y monitoreo.
- Incorporar elementos de regulación de la conducta de sus socios y colaboradores mediante políticas y procedimientos internos en el marco de una cultura de sostenibilidad.
Es así como el cumplimiento ambiental, más que un deber, es una oportunidad valiosísima para las empresas para generar valor en su estructura.
El nivel de control que una empresa posea sobre su gestión ambiental no solo contribuirá al cumplimiento y protección de un derecho humano, sino que también traerá consigo diversos estímulos de carácter económico y social. Pero lo más importante es que evitará que su empresa se vea involucrada en denuncias y procesos legales, ya que la responsabilidad ambiental se ha convertido en un tema de trabajo por las entidades gubernamentales de prácticamente todas las naciones. Todo esto tomando en cuenta que en materia ambiental existe responsabilidad de tres tipos: administrativa, civil y penal.
Adicionalmente, en estos casos, el aspecto reputacional juega un papel importante para las empresas, ya que la implementación de una política interna de cumplimiento ambiental está brindando ventajas a la hora de participar y competir en alianzas comerciales y gubernamentales, ya que se están prefiriendo clientes, contratistas, proveedores y socios con una cultura de sostenibilidad.
La implementación de un modelo o programa de cumplimiento ambiental posiciona además a las empresas entre sus competidores y le brinda la posibilidad de adecuarse fácilmente a otros mercados, como los conocidos como “mercados o productos verdes que vienen abriéndose paso”. De igual manera, estos programas de cumplimiento ambiental permiten que sea más fácil la gestión de operaciones, la previsión de riesgos, así como la consolidación de una imagen positiva en el mercado nacional e internacional.
Contar con un programa de cumplimiento ambiental también permite a las empresas, en caso de verse involucradas en denuncias o procedimientos por daños ambientales, demostrar su buena actuación. Generalmente, en aquellos casos donde las empresas no cuentan con un programa eficiente de cumplimiento ambiental, existe una sanción con mayor gravedad y son forzadas a implementar medidas y programas de mitigación, prevención y resarcimiento de daños.
En conclusión, cualquier empresa, sin importar el tamaño de sus operaciones, puede revisar e implementar modelos de cumplimiento ambiental en su organización, aunque, evidentemente, ante mayor tamaño mayor será la sensibilidad al riesgo. Por lo anterior, invitamos a los lectores a evaluar el estado de cumplimiento ambiental de su organización y a disfrutar de las ventajas que su implementación puede traer para la misma.