Escrito por:
Osvaldo Madriz
Haciendo eco de un viejo adagio de nuestros abuelos, podríamos decir sin problema que, a nivel laboral, en nuestro país nos encontramos actualmente “caminando por donde asustan”, pues mientras las empresas continúan valorando la continuidad de las medidas de mitigación de los efectos del COVID-19 (suspensión de contratos laborales; reducciones de jornadas, adelantos de vacaciones, permisos con goce y demás), el Gobierno de la República anuncia las propuestas de reactivación que considera implementar como respuesta a la situación económica que está dejando (y dejará) esta pandemia, mientras paralelamente define la manera de continuar con las medidas de prevención y contención de dicha emergencia.
Dentro de este panorama, la mejor postura patronal a tomar es la de prever qué medidas pueden tomarse con el fin de afrontar los efectos de la emergencia, una vez esta haya pasado. La reactivación económica de cada centro de trabajo, dependerá particularmente de las decisiones que se tomen en el seno de estos, previo a la reapertura plena de los mercados económicos (es decir, ahora)
En virtud de lo anterior, es importante considerar algunos aspectos esenciales que podrían convertirse en los ejes transversales de las decisiones sobre las que se base la reapertura de los distintos giros comerciales, dentro de los que destacan:
- El análisis de los actuales esquemas de contratación de la empresa: Uno de los principales efectos que arrojó esta pandemia fue el de obligarnos a implementar medidas de contratación alternas a las que tradicionalmente se venían desarrollando en nuestra realidad. El mayor ejemplo de esto es el teletrabajo. La implementación forzosa de la figura permitió confirmar que este esquema de contratación es viable y rentable para las empresas, por lo que la implementación de manera definitiva (parcial o total) de figuras como ésta, deben ser tomadas en consideración para la reactivación de los centros de trabajo.
- La reestructuración de los esquemas de compensación económica: No es un secreto que las finanzas corporativas se verán sensiblemente afectadas por los efectos del COVID-19; por lo que una adecuada administración de los recursos económicos se vuelve indispensable en este proceso. El manejo de los beneficios económicos del personal podría ser un tema importante para replantear durante la reapertura de operaciones, valorando aquellos elementos que, dentro del sistema de remuneración, impliquen una relación ganar-ganar para ambas partes de la relación laboral.
- La maximización del recurso humano disponible: Otro de los aspectos que deben valorarse es cómo las empresas podrían aprovechar, en mayor y mejor medida, el recurso humano con el que cuentan, aprovechando las capacidades y aptitudes de sus trabajadores para cumplir de manera eficiente los requerimientos del giro. La maximización del recurso humanoplantea el reto de aprovechar al máximo el talento de los colaboradores, direccionándolo de forma que las necesidades comerciales se vean satisfechas.
- Reestructuración Organizacional: De la mano con lo señalado en el punto anterior, una reorganización interna de las empresas e instituciones permitiría aprovechar de mejor manera los elementos productivos con los que cuenta actualmente el patrono. En este sentido, un análisis estructural de la compañía permitiría evitar situaciones como la duplicidad de funciones del personal, o la ejecución de reprocesos dentro del tren productivo de la organización.
- El aprovechamiento del equipo y recurso tecnológico: Otro de los elementos que esta emergencia ha potencializado es el manejo del recurso tecnológico y virtual. El aprovechamiento herramientas de esta naturaleza ha demostrado generar ventajas tales como la agilización dentro de los procesos de coordinación a lo interno de las entidades, y la atención inmediata y directa de las necesidades de clientes y usuarios de los bienes y servicios desarrollados, situaciones que, conjugadas junto con el resto de las ventajas asociadas a la tecnología, permiten impulsar el desarrollo económico de las empresas en el proceso post COVID-19.
- La evaluación de las instalaciones físicas de las empresas: La distribución de los lugares de trabajo en cada centro de labores es un aspecto a considerar respecto del tema del distanciamiento social en el escenario post COVID-19, pues resultará indispensable (al menos al inicio de este periodo) realizar los ajustes necesarios para cumplir la normativa sanitaria correspondiente, más aún para aquellos trabajadores que se identifican como personas en riesgo.
- La elaboración de una estrategia de salud emocional de los trabajadores: Es innegable que la ansiedad, el temor y frustración en el ambiente laboral (entre otros) podrá estar presente en la época de reinicio de labores, por lo que exhortar a los departamentos de Recursos Humanos a levantar un plan de esta índole puede ser una buena idea que aumente la productividad en medio de la crisis.
- Revisar (o crear) el plan de responsabilidad social empresarial: Lo anterior, atendiendo a las nuevas necesidades y requerimientos que, tanto a lo interno de las compañías como en la sociedad, vaya a suponer el afrontar la etapa posterior a la emergencia nacional.
Importante considerar además que, de forma paralela al análisis de los presupuestos antes mencionados, deben valorarse tres temas esenciales:
- Cada uno de estos puntos debe ser dimensionado y aplicado según la realidad particular de cada organización. Lastimosamente, en este proceso no existen fórmulas mágicas que aseguren resultados satisfactorios. La elaboración y readecuación de procedimientos y políticas laborales internas resultan esenciales en este proceso.
- La antelación con la que se inicie el análisis de los cambios a ejecutar, será vital para realizar una adecuada implementación de estos. En este sentido, mientras más premura se tome en el análisis de los pasos a seguir durante el periodo posterior a la emergencia, mayor margen de acción tendrán las empresas para implementar y ver los efectos de dichos cambios.
- Los cambios por implementar se deben desarrollar sin detrimento de los derechos laborales de ambas partes del contrato de trabajo, por lo que debe procurarse que estas modificaciones se efectúen en apego a nuestra legislación laboral, a fin de evitar riesgos por reclamos futuros. En este sentido, contar con un asesor especializado durante el proceso de implementación se vuelve más que una recomendación, una necesidad.
El panorama al que se enfrentan la mayoría de los patronos en la actualidad es complejo, y exige la aplicación de medidas inmediatas para que los efectos de esta pandemia no perjudiquen en una medida mayor sus intereses, por lo que las decisiones que se tomen en esta etapa resultan fundamentales para la continuidad y desarrollo del giro comercial respectivo, por lo que tomarlas a tiempo será sin duda, indispensable también.