Escrito por:
Maria Alejandra Tulipano y Marcela Zelaya
En un futuro que se vislumbra con una marcada tendencia eléctrica y con fuentes cada vez más variables en un escenario de descarbonización, el almacenamiento es central como complemento a su penetración en la matriz, y así lo demuestra el crecimiento exponencial que este tema ha tenido en los últimos años.
Cómo guardar la energía solar que se produce durante el día, o la eólica que depende de una variable cambiante como el viento, es hoy uno de los principales nudos de la transición energética. Y por lo mismo, sus avances despiertan gran interés.
Hoy la forma preponderante de almacenamiento de energía a nivel global es el bombeo de agua, con 160 GW de capacidad instalada en el mundo. Pero hoy el principal desarrollo está en las baterías principalmente de ion litio, al punto que se espera pasen de los 4 GW instalados hoy a nivel global a 220 GW al año 2040, y con costos que disminuyen año a año.
La gestación para este cambio pasa no solo por el desarrollo en un ámbito aislado del sector eléctrico, sino que debemos estar preparados adaptando los segmentos tradicionales para una utilización distinta de los recursos, donde la generación y distribución habituales ya no necesariamente responderán a los métodos actuales.
En este contexto, surge la inquietud: ¿Son los sistemas de almacenamiento una solución para los desafíos del sistema eléctrico a nivel centroamericano? La respuesta de los especialistas en la materia y técnicos, es que sí. Básicamente, porque tienen múltiples usos, como los que son usuarios de las bondades de una navaja suiza en el bolsillo. Permiten el suministro fuera de red, desplazan el exceso de energía hacia otros sectores, actúan como sistemas de respaldo, controlan voltaje y optimizan el auto consumo, entre otras variables.
Hace un tiempo comentó Johannes Wullmer, Jefe del Departamento de Sistemas de Almacenamiento Aplicado del “Fraunhofer Institute for Solar Energy Storage (ISE)” de Alemania, que los requisitos para su éxito pasan por tres variables: una legislación y regulación, porque el desarrollo de un marco legal es importante; investigación e innovación que aseguren la estabilidad del sistema, y sistemas de aseguramiento de calidad, variables básicas en igual medida en nuestras latitudes centroamericanas.
La importancia del almacenamiento de energía y que está generando auge en la región, es la mezcla de tres tendencias: la descarbonización liderada por el Acuerdo de París, la descentralización y la digitalización.
A nivel centroamericano la competitividad dependerá de la adaptación regulatoria que se efectúe en los diferentes esquemas de mercado. No está claro aún, para los distintos mercados y sus regulaciones, cómo serán adaptadas frente a las tecnologías disruptivas que pueden prestar múltiples servicios.
Subsiguientemente, a nivel regional será importante alinear criterios que las regulaciones no generen barreras de entrada, y permitiendo puntos de accesos abiertos para la evolución de los mecanismos energéticos actuales. Hoy, la mejor tecnología hoy pueden ser baterías de ion litio, el día de mañana puede ser otra que no conocemos, pero es importante que la región mantenga esa mentalidad progresiva de que la regulación sea tecnológicamente neutral y que cada vez que incorporemos nuevas tecnologías, demos certezas regulatorias. La región debe contemplar la neutralidad que la tecnología de almacenamiento puede ofrecer, y que sea la más económica para no encarecer el servicio eléctrico al consumidor final.
A tal efecto, los sistemas de almacenamiento con baterías (BESS, por sus siglas en inglés) se han convertido en una de las tecnologías con mayor crecimiento en los últimos años, favorecida por la reducción de los costos en su fabricación, su versatilidad de instalación y a la alta demanda de medios que provean regulación de frecuencia. Su utilización a nivel mundial también está favoreciendo la integración de centrales eólicas y solares, proveyendo las reservas de regulación de frecuencia, así como ayudando a mitigar la variabilidad de generación debido a las características de su recurso primario.
Las regulaciones ya exigen a los generadores de energía mantener una reserva que funciona para cuando hay un desbalance entre demanda y generación; es decir, cuando de repente se necesita más energía que lo se está produciendo, o por el contrario, cuando no hay suficiente consumo para lo que se ha generado.
Un sistema de almacenamiento podría potenciar la penetración de la energía renovable, pero sobre todo dar más seguridad al Sistema de la Interconexión Eléctrica de los Países de Centroamérica (SIEPAC), y mitigar las limitaciones o inconvenientes en aspectos de transmisión, que en Centroamérica siempre ha sido una dificultad considerable y permitiría acelerar la penetración de energía renovable, que es una gran expectativa regional.
Las autoridades regulatorias del sector de energía se encuentran desarrollando estudios para hacer las modificaciones a las normativas e introducir las baterías, consecuentemente para los operadores del mercado sería oportuno que los países de Centroamérica implemente una normativa similar para poder traer de forma integral y transversal en el mercado eléctrico regional estas nuevas soluciones.
La electricidad va a ser crecientemente renovable, y va a poder desplazar el uso de combustibles fósiles en el transporte, en la industria y en los hogares. La electricidad seguramente va a marcar la pauta en materia de cambio climático. Las medidas políticas y los marcos regulatorios son clave para acelerar la implementación de estas soluciones tecnológicas, que insisten los operadores del mercado al llamado de alumbrar “un sistema eléctrico más limpio, barato y eficiente” (a cleaner, cheaper, and more efficient power system), nos estamos conduciendo a un sistema eléctrico dominado por generación renovable variable, un esperado crecimiento de la movilidad eléctrica, que nos posiciona en medio de una diversificación y transición de las matrices energéticas, que se espera tenga un impacto de descarbonización masivo y mejore la calidad del aire, por lo que nos hacemos eco de Cyrille Brisson un ejecutivo de Eaton a nivel global: “esta oportunidad podría quedar limitada si no rediseñamos los mercados energéticos y sus marcos regulatorios para rentabilizar el enorme valor que tiene la flexibilidad en el sistema eléctrico”.