Financiamiento verde en Latinoamérica

El financiamiento verde es una forma de apoyar el desarrollo sostenible, fomentar la toma de decisiones de inversión y desarrollar proyectos que busquen generar un impacto positivo desde la trinchera financiera.

Cada año se hace más hincapié en la conciencia ambiental y la necesidad urgente de desarrollo sostenible para todos. Las finanzas verdes -la integración de factores ambientales, sociales y de gobernanza (ASG o ESG por sus siglas en inglés) en la toma de decisiones financieras y tomando como brújula los objetivos de desarrollo sostenible de la ONU- se están convirtiendo en una herramienta poderosa para fomentar tanto el crecimiento económico como la preservación del medio ambiente. En los últimos años ha ganado una tracción significativa a medida que los países de todo el mundo se esfuerzan por abordar los desafíos ambientales apremiantes, al tiempo que fomentan el crecimiento económico. América Latina, cada vez más consciente de los problemas ambientales y sus consecuencias, ha venido reconociendo cada vez más la importancia de las finanzas verdes como una herramienta poderosa para lograr el desarrollo sostenible.

Hay programas iniciados por instituciones privadas, ONGs y multilaterales que buscan promover financiamientos sostenibles. Estas iniciativas no solo deben nacer del sector privado, sino que es necesaria la intervención del gobierno desde la emisión de regulaciones hasta su participación activa en el financiamiento verde. Los gobiernos latinoamericanos se han unido a esta tendencia emitiendo bonos verdes para el desarrollo de proyectos sostenibles para sus países[1]. Incluso ahora, vemos bonos azules que promueven la conservación de los océanos.

BID Invest y Bolivia han anunciado el primero bono azul que tiene como propósito principal la conservación de los océanos a través de la promoción y ampliación del acceso a crédito para la producción sostenible de mariscos, la gestión de agua, aguas residuales, y la gestión de residuos sólidos y economía circular[2].

Dentro de los sectores que más se beneficiaron del financiamiento verde se encuentran:

    • Las energías renovables;
    • La eficiencia energética;
    • El transporte sostenible;
    • La gestión de residuos;
    • La agricultura sostenible;
    • La conservación de la naturaleza.

El desarrollo de estos proyectos se ha visto palpable gracias a bancos que dan financiamiento con estos objetivos (y que han adecuado sus políticas para apoyar estas iniciativas) y fondos de inversión que se enfocan en invertir en áreas cuyos indicadores estén alineados en proteger el medioambiente y tener prácticas que minimizan su impacto negativo.

Una de las tendencias más significativas en la región es el creciente enfoque en las inversiones en energía renovable, tal es el caso de la energía eólica, solar e hidroeléctrica. Estos proyectos, no solo contribuyen a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, sino que, además, ayudan a que Latinoamérica siga reconociendo la necesidad de invertir en infraestructura sostenible para promover el desarrollo urbano y minimizar los impactos ambientales.

Los marcos regulatorios están evolucionando para promover una mayor transparencia y rendición de cuentas en el sector de las finanzas verdes. El desarrollo regulatorio es fundamental para que los financiamientos verdes sean fomentados y crear conciencia sobre la importancia de que las finanzas vayan de la mano con el bienestar financiero y social.

Esta transformación hacía finanzas verdes depende del establecimiento de marcos normativos e institucionales sólidas, junto con la aplicación de mecanismos transparentes y responsables. Estos mecanismos financieros innovadores van desde la infraestructura de energía renovable, protección del medioambiente y los océanos hasta el desarrollo urbano sostenible. El financiamiento verde no solo puede ir encaminado a cumplir indicadores o cumplir con un número, sino también a generar conciencia en los participantes sobre los impactos de nuestras acciones y que el desarrollo sostenible es necesario para mantener nuestro planeta.

[1] La emisión total de bonos internacionales de América Latina y el Caribe (ALC) en 2022 fue de 64.000 millones de dólares. (https://www.cepal.org/es/noticias/2022-monto-emisiones-bonos-america-latina-caribe-fue-valor-anual-deuda-internacional-mas)

[2] https://greenfinancelac.org/es/recursos/novedades/bid-invest-y-banco-bolivariano-anuncian-la-emision-del-primer-bono-azul-del-mundo-con-incentivos-por-objetivos/